martes, 16 de septiembre de 2008

Indiga insanía

Bueno, esto salió hace algún tiempo para el número 2 de Onice, chequen el blog de la revista... considero importante la lectura de este escrito en la compañía de Estoy aquí de Edgar Oceransky o de La recuerdo así en la versión de Fernando Delgadillo... en la imagen, de Bronzino, Alegoría del triunfo de Venus o también conocido como Venus, Cupido, la locura y el tiempo (en la mitad del cuadro, al lado izquierdo, la locura).


Te me vas como un hilito de agua entre los dedos. Te me vas como un hilito de agua azul entre los dedos. Te me vas como un hilito de agua azul que de tanto irse, poco a poco se va haciendo celeste, un celeste cada vez más tenue, un celeste que antes era azul, que pasa por turquesa, y que ya para este momento llega a tener un cierto color rosado-carne-piel-de-mis-dedos entre los que te escapas, de donde huyes sin cesar, sin parar, sin pensar y sin penar y sin querer queriendo (y yo queriendo que te quedes, aunque sea un ratito más, para ponerme más azul aún, por que, del mismo modo en el que para ti yo nunca aprendí a contar hasta dos, tampoco aprendí nunca la medida exacta de azul necesaria para vivir).


Y te vas, y uso ese "y" sólo para concatenar alguna imaginaria conversación previa que imaginariamente continúo yo mismo por ti y contigo, una conversación que tiene todo de imaginario por que tú ya no estás y yo no sé si yo estoy o si también estoy imaginando que estoy o no, por que a veces todo es cuestión de un poco de imaginación y entonces imagino tus respuestas a mis preguntas, y a veces imagino las mismas preguntas a tus respuestas, sólo que ya sin respuestas por que tú o no dices nada o te quedas callada, aunque sea yo quien contesta por ti, aunque sea yo quien pregunta, aunque sea yo quien contesta y pregunta y todo lo directamente proporcional al revés.


Y estamos donde empezamos, es decir, el uno sin el otro, sin encontrarnos, sin siquiera buscarnos -primer paso inequívoco, creo yo, para encontrarnos- eso claro si alguno de los dos quisiera ser encontrado. El problema, mi queridísimo y fugitivo hilito de agua azul que te vas de entre mis dedos y no puedo hacer nada (quizá por que esta cantidad de agua no es suficiente) para detenerte, es que yo no sé si te busco o no, ergo, yo no sé si te encuentro o no, yo no sé si te detengo o no, sólo sé que yo aquí te espero,te espero hoy como te he esperado siempre, te espero en este monumental espacio que dejaste al irte, el cual coincidentemente también tiñe azul, te espero en ese enorme vacío que inexplicable, inesperada e inmensamente tiene tu color, tu forma y tu nombre: Azul.


Me